Muerte por PDFs

La expresión «muerte por PowerPoint» se extendió hace años en alusión a dos fenómenos: las presentaciones visuales diseñadas con feas plantillas (llenas de listas con viñetas y letra Times New Roman por defecto), pero también a algunos de sus efectos perniciosos en la comunicación. Empezamos a ver que muchos oradores se veían arrastrados por su presentación, en lugar de ser la presentación un acompañamiento visual de su conferencia. Y lo mismo empezó a observarse en la educación, muchos profesores que comenzaron a convertir este tipo de presentaciones visuales en el centro de sus clases, llegando a parecer incluso que sin este recurso, ya no serían capaces de impartir su clase. Se hizo tan popular la expresión que en la Wikipedia encontramos una entrada explicándola, en este enlace: «muerte por PowerPoint«.

En estos tiempos de virus y confinamiento, estamos observando la capacidad -o incapacidad- del sistema educativo para transformarse en un modelo de enseñanza virtual (e-learning, enseñanza en línea o teleformación). De la noche a la mañana, profesores y estudiantes de un sistema presencial tradicional se han visto convertidos en profesores y estudiantes de un sistema a distancia. Y en este proceso, estamos comprobando el uso y abuso del PDF como recurso, entendiendo que con proveer al estudiante de recursos de lectura, ya estamos haciendo enseñanza virtual. Y he denominado a este modelo «muerte por PDF», lo tenéis explicado en esta breve charla que impartí hace unas semanas por videoconferencia.

Implementar un modelo de enseñanza virtual exige más que limitarse a subir PDFs para los estudiantes, pues eso nos llevaría a modelos de enseñanza a distancia típicos de las primeras etapas de ésta, cuando no se usaban las TIC (véase aquí). Un modelo de enseñanza virtual ha de apoyarse en las tecnologías digitales para proveer de recursos al estudiante, pero también para promover la INTERACCIÓN como característica más reseñable, interacción con contenidos (multimedia, materiales interactivos, navegación por la información, simuladores, laboratorios virtuales,…) e interacción entre los agentes educativos (profesores, tutores y también entre los propios estudiantes, interacción entre pares), construyendo así desde la acción docente un espacio que se visibilice como comunidad de aprendizaje, no un espacio donde vamos a encontrar ficheros en PDF. En definitiva, el profesorado ha de adquirir competencias digitales docentes  para promover nuevos espacios de aprendizaje para los estudiantes en línea.

Que no se produzca la muerte por PDF, que aprovechemos el enorme potencial de las tecnologías como recursos para enseñar y como recursos para aprender.

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